lunes, 2 de enero de 2012

Queman un Belén ante el Congreso argentino


Para recordar los 10 años de aquellos trágicos acontecimientos grupos de izquierda marcharon -el pasado martes 19- por el centro de la ciudad hasta llegar a la Plaza de Mayo. Todo se había desarrollado con cierta calma hasta que, prácticamente al final de la concentración, un grupo de vándalos perpetró todo tipo de destrozos.


Los violentos tomaron de mira al nacimiento y a un árbol navideño gigante, adornos colocados frente al histórico monumento del Cabildo. Además pintaron leyendas anarquistas en la catedral metropolitana, la Casa de Gobierno de la ciudad y el mismo Cabildo.


Los policías federales presentes decidieron no intervenir y mejor dejar que las llamas consumieran las imágenes, una escena integrada por 50 esculturas a tamaño natural, realizado por las piadosas manos de exalumnas del colegio católico María Auxiliadora junto con la artista plástica Vezna Polianec y el arquitecto Luis Brusco, se había instalado en Avenida de Mayo y Luis Saenz Peña, para que fuera visitado y disfrutado hasta la festividad de Reyes. El árbol tenía una base de ocho metros y una altura de 16, integrado por cinco cuerpos metálicos recubiertos con dos mil 500 penachos y más de 400 metros de luces. Fue instalado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. El pesebre había sido inaugurado tan solo tres días antes, el viernes 16 de diciembre


Paradójicamente quienes sí expresaron su “categórico repudio” fueron los líderes de la comunidad judía agrupados en la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), en una nota firmada por su presidente, Aldo Donzis, y su secretario general, Fabián Galante.


“Este hecho incalificable constituye una afrenta a un símbolo de la grey cristiana, representativo del espíritu de paz y armonía que las fiestas encarnan, paz y armonía que quienes no dudaron en destruirlo seguramente no comparten. (.) La DAIA expresa su solidaridad a los hermanos cristianos ante este agravio y reafirma sus principios permanentes de respeto a los símbolos de todos los credos, de fortalecer los valores de promoción de la diversidad y la armónica convivencia de todos quienes conformamos el mosaico multicolor del tejido social argentino”, indicó el comunicado.


Asimismo el ministro de Ambiente y Espacio Público del gobierno de Buenos Aires, Diego Santilli, calificó como un “acto de vandalismo” a la quema y aseguró que episodios como ese son “el principal enemigo del espacio público”. “Da mucha pena que pasen estas cosas. En ese árbol, a partir de mañana, Caritas iba a empezar a juntar juguetes y ropa para los más necesitados. Este año gastamos 14 millones de pesos por el vandalismo, que no respeta ni la Navidad”, apuntó el funcionario.


De hecho fue Santilli el responsable de promover la reposición del nacimiento y el árbol en tiempo récord. Para el 24 de diciembre la capital argentina ya tenía una nueva escena de Navidad colocada en el mismo lugar que la anterior, cuyos restos yacían a unos pocos metros, carbonizados.


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