miércoles, 19 de febrero de 2014

¿Quién debe decidir en una parroquia, el párroco o el consejo parroquial?

El Papa Francisco lo tiene claro: decide el párroco, y el consejo parroquial sólo ayuda y aconseja. El consejo parroquial no es "una democracia", porque acabaría siendo, dice, "una anarquía". 


"Cuando el párroco cuenta con la ayuda de los Consejos, él es el sacerdote. Decide, ciertamente, porque él tiene el poder de decidir; pero decide escuchando, se hace aconsejar, siente, dialoga… Y ésta es su tarea. Esto no es democracia, ¡eh! Está claro: porquenosotros terminaríamos al contrario, ¿no?, un poco como una anarquía, ¿no? No, no: no es democracia el Consejo pastoral. Pero es una ayuda grande para el párroco para que pueda llevar adelante el apostolado en la parroquia. Y ésta es su tarea. Den gracias al Señor porque tienen un Consejo pastoral en esta parroquia. Las parroquias sin Consejo pastoral van hasta aquí, y después se detienen allí y terminan en una actitud clerical que no ayudan a nadie. Les agradezco tanto."


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martes, 18 de febrero de 2014

Un cocido Cuaresmal

Buenas noches a todos… me preguntaba… si has sonreído alguna vez viendo la ternura del Señor en tu vida. Si alguna vez en las tinieblas de tu existencia te has percatado de cómo el Señor ilumina tu corazón incluso en el sufrimiento.


Este mes el Papa fijando la mirada en David nos ha dado unas instrucciones para los momentos de tinieblas, nos propone que en los momentos difíciles de nuestra vida, nuestra actitud correcta sea la de hacer penitencia, reconociendo los propios pecados y encomendándose al Señor.


El hombre no se hace así mismo, tomar conciencia de ello nos debe llevar a ahondar aun más en nosotros, reconociendo que estamos hechos por Otro. Por consiguiente la pertenencia fiel a la oración nos ayudará a llevar una vida plena, haciendo desaparecer la soledad de nuestra vida. Tenemos la gracia de dar gracias, de pedir, de ofrecer, en definitiva de estar en todo momento conversando con el Señor, dejando que no se haga nuestra voluntad sino siempre la Suya.


Te propongo que a partir de ahora, empieces de nuevo, gracias a Dios siempre se nos da esta oportunidad de empezar de nuevo, déjate nuevamente tocar por ÉL, has silencio en tu interior y deja que su Voz te transforme.


Dorota ¿Qué harías si de nuevo se te diera la oportunidad de cambiar? ¿Aceptarías? Falta menos de un mes… y creo que en tu cocina se está cociendo algo que puede cambiar nuestro paladar y yo diría que también el corazón.


Pues dos veces si... ¡si! a la oprtunidad de cambiar y ¡si! tengo algo al fuego... Uno de estos días curioseando por el mundo internautico encontré una curiosa receta para un guiso muy especial... un guiso cuaresmal, les suena?... estoy segura que muchos ya disfrutan de el, pero ahí va la receta para los que desconocen su existencia.


Como sabemos un buen potaje necesita su tiempo, por lo tanto la paciencia y insistencia es fundamental, no vamos a pretender que un guiso tan exquisito nos salga en un piz paz. Pues este cocido se realiza durante 40 días y una vez hecho disfrutamos de el durante toda la vida.




  1. Para comenzar necesitamos un buen caldero que es el corazón de cada uno.  En primer lugar es necesario limpiar su interior con una buena confesión. Sin este paso previo, arriesgamos que lo que volquemos en su interior se puede malograr o coger mal gusto.

  2. Una vez que tengamos nuestro corazón preparado, añadimos el ingrediente más importante para que el cocido salga bien, alguien aquí presente sabe que puede ser?... Con que cocinan todos los cocineros?, hasta los mejores del mundo... eso es, con el agua y en nuestro caso necesitamos el “agua de la vida” que es la Palabra de Dios y la Eucaristía.   

  3. Después de encender el fuego..., el fuego de la oración, hay que estar atentos que no se apague. Hay que darle un calentón por la mañana, al mediodía y por supuesto, antes de acostarnos,  ...Puede parecer pesado, pero el guiso merece la pena...

  4. A continuación agregamos lo siguiente: amor, alegría y conversión y cuando estos tres componentes estén bien mezclados, hay que añadir un poquito de ceniza. No siempre las cosas salen como nosotros queremos,  y la ceniza, le dará al guiso un cierto sabor de humildad.

  5. Para que no se nos evapore la alegría, hay que cubrir la cacerola del corazón con la tapa de la misericordia, cuando uno está contento ha de procurar que su alegría sea duradera y contagiosa.

  6. Es esencial de no olvidar sazonar el cocido con el perdón, la esperanza, fe y la caridad. Al guiso tampoco le puede faltar la sal – un poco de humor, pero ojo, siempre en dosis justa y necesaria, hay mucha gente con tención alta...

  7. Cuando veamos que el cocido empieza a hervir hay que apartarlo un poco. Dejar que repose en la reflexión o en la meditación. Y a continuación servirlo en el plato de la fraternidad.  Si el amor es grande y abundante, hay que procurar servirlo no solamente en el plato de uno mismo sino también en el de los demás. Lo bueno hay que compartirlo con los más necesitados.

  8. Si al servir el plato cuaresmal vemos que, los componentes, no han cogido el sabor que nosotros pretendíamos, no hay que preocuparse. Es cuestión de convertirse. Intentarlo de nuevo. Ser buena persona no es cuestión de proponérselo sino de aventurarse muchas veces.

  9. No se olviden de mantener todo limpito, los cubiertos que son nuestros labios, la mesa que es nuestra alma... El caldero...


Y Finalmente no olvidemos nunca dar las gracias A DIOS... al Dueño de la huerta de la que hemos extraído todas las verduras.


Pues este es el potaje cuarezmal, a ver que les parece?


Ánimense a compartir con nosotros vuestra experiencia con el guiso... es facil? Es Dificil? Te falta algún ingrediente?...