sábado, 28 de marzo de 2020

¿Cómo hacer un altar en casa?




Si aún no tienes un altar en casa, donde poder dar culto a Dios y recogerte en la oración, quizás durante estos días de cuarentena y confinamiento sea la ocasión que Dios pone en tu camino para tener uno. 

  1. El primer paso es elegir un lugar donde te encuentres a gusto y que te invite a rezar en paz y con comodidad. Tengas o no espacio, pide auxilio al Espíritu Santo para que te oriente y ayude a elegir el lugar ideal. 
  2. Coloca una imagen de tu advocación mariana favorita. 
  3. Un crucifijo también es indispensable. Es un signo visible de nuestra fe, del amor que Dios tiene por nosotros y de su Victoria. 
  4. Una Biblia o Evangelio. La Palabra, que es presencia de Dios, no puede faltar en nuestro hogar ni en nuestro altar. Hay una tradición que invita a tenerla abierta siempre en el Salmo 91, pero lo importante es leerla. 
  5. Coloca reliquia o imágenes de tus Santos favoritos. Si tienes devoción a algún santo o santa de la Iglesia, puedes colocar sus estampitas, reliquias o imágenes en el altar. 
  6. Puedes poner velas y decorar el altar con flores, una planta.. Y todo aquello que tu creatividad e imaginación te suscite. Algo recomendado es una luz o vela que ilumine tus momentos de oración con el Señor. 
  7. También puedes colocar sacramentales. Si tienes en casa Rosarios o Medallas bendecidas, puedes colocarlas también en el altar. Un recipiento con Agua Bendita sería ideal, pero si no dispones ahora de ella, toma nota para más adelante. 
  8. Convierte este proyecto en una actividad familiar y hacer del altar un lugar de congregación familiar para estar con Jesús, es una oportunidad de unir lazos y alimentar la fe. Los niños pueden dibujar y crear muchos elementos para el mismo (La imagen de María, los Santos, el Crucifijo) y también pueden llevar a cabo la decoración del lugar. Pero sobre todo no te olvides de rezar al Espíritu Santo, fuente inagotable no solo de amor, sino también de la más ingeniosa creatividad. 
  9. Antes de estrenar el altar eleva una oración a Dios: Invítale a que entre en tu hogar y entrégale, desde el corazón, este lugar de encuentro con Él, para que siempre sea un lugar de refugio para ti y tu familia. 
Esta información es un resumen de las imágenes publicadas por thefishermen.es en su Instagram.

martes, 17 de marzo de 2020

Oración para este tiempo de cuarentena y confinamiento



“También esto, me lo enseñaste Tú viviendo, obediente al Padre, durante treinta años en la casa de Nazaret esperando la gran misión”

¡Yo me quedo en casa, Señor!
Y caigo en la cuenta de que, también esto,

me lo enseñaste Tú viviendo, obediente al Padre,
durante treinta años en la casa de Nazaret esperando la gran misión.


¡Yo me quedo en casa, Señor!
Y en la carpintería de José, tu custodio y el mío, aprendo a trabajar, a obedecer,
para lijar las asperezas de mi vida
y preparar una obra de arte para Ti.


¡Yo me quedo en casa, Señor!
Y sé que no estoy solo
porque María, como cada madre,
está ahí detrás haciendo las tareas de casa

y preparando la comida para nosotros, todos familia de Dios.

¡Yo me quedo en casa, Señor!
Y responsablemente lo hago por mi bien,
por la salud de mi ciudad, de mis seres queridos,
y por el bien de mi hermano, el que Tú has puesto a mi lado pidiéndome que vele por él en el jardín de la vida.


¡Yo me quedo en casa, Señor!

Y, en el silencio de Nazaret, trato de orar, de leer,
de estudiar, de meditar, y ser útil con pequeños trabajos para hacer más bella y acogedora nuestra casa.


¡Yo me quedo en casa, Señor!
Y por la mañana Te doy gracias por el nuevo día que me concedes, tratando de no

estropearlo, de acogerlo con asombro
como un regalo y una sorpresa de Pascua.


¡Yo me quedo en casa, Señor!
Y a mediodía recibiré de nuevo
el saludo del Ángel, me haré siervo por amor,
en comunión Contigo que te hiciste carne para habitar en medio de nosotros; y, cansado por el viaje, Te encontraré sediento junto al pozo de Jacob,
y ávido de amor sobre la Cruz.


¡Yo me quedo en casa, Señor!
Y si al atardecer me atenaza un poco de melancolía,
te invocaré como los discípulos de Emaús:
Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída.


¡Yo me quedo en casa, Señor!
Y en la noche, en comunión orante con tantos enfermos y personas solas, esperaré la aurora para volver a cantar tu misericordia
y decir a todos que, en las tempestades, Tú eres mi refugio.


¡Yo me quedo en casa, Señor!
Y no me siento solo ni abandonado,
porque Tú me dijiste: Yo estoy con vosotros todos los días.
Sí, y sobre todo en estos días de desamparo, Señor,
en los que, si mi presencia no es necesaria,
alcanzaré a todos con las únicas alas de la plegaria.


Amén.


Traducido al español de la oración original en italiano realizada por monseñor Giuseppe Giudice, obispo de Nocera Inferiore (Italia
)