martes, 17 de abril de 2012

La Jornada que me encaminó a descubrir mi vocación al servicio


Desde el momento que decidí asistir a esta Jornada comenzó mi cuenta regresiva 300…299…289…hasta que el 15 de agosto del 2011: me encontraba subiendo a un avión junto a jóvenes desconocidos con destino a Madrid al encuentro del Papa y de miles de personas que compartían la fe en Cristo. Finalmente, tras varias horas de vuelo, llegué a destino el 16 de agosto, día que cumplía 23. Qué regalo más maravilloso me daba la vida, iniciar mi cumple en un país donde en ese momento se vivía todo el espíritu de la Jornada, además de la gente de tantas partes del mundo cantando feliz cumpleaños en sus idiomas y aplaudiendo. Sin duda lo más importante y lo que más agradezco es que ese viaje fue costeado gracias al dinero que recibí de mi padre por su fallecimiento, que con tanto esfuerzo juntó para mí. Estaba feliz por esta nueva experiencia que comenzaba a vivir, pero a su vez hubiese preferido darlo todo porque estuviera él conmigo; sabía que esta experiencia me cambiaría la vida y tenía que disfrutarla por mí y por él, además Dios sabe por qué hace las cosas.
De igual modo, en agradecimiento por cada día y experiencia vivida le daba gracias mirando al cielo estrellado.
Pasaron los días y no lograba ver al Papa, en un momento me desilusioné y no podía creer que sólo lograra verlo por pantalla, pensaba ¿para qué viajé hasta tan lejos? Hasta el día del Viacrucis: pasó el papamóvil a 4 metros de distancia y lo vi con sus ojos brillosos, irradiaba alegría y saludaba con su mano; en ese momento dije: – ahora sí que valió la pena viajar.
Durante la noche en Cuatro Vientos el Santo Padre dijo tantas palabras lleno de orgullo; aún las recuerdo y escucho en mi cabeza como si fuese hoy.
Más adelante, transcurridos unos días de la Jornada, me di cuenta del impacto que causaron en mí. Antes de ese viaje me cuestionaba mi vocación e ingresé como postulante a una congregación; en ese lugar descubrí que me gustaba enseñar a chicos especiales.
La Jornada me ayudó a descubrir mi vocación por el servicio al prójimo, sirviendo a mi comunidad y formando parte de Acción Católica Argentina, a la cual pertenezco desde hace tres años, pero nunca sentí la vocación como ahora, antes sólo era un lugar donde podía hablar de Dios libremente, no encontraba la Acción hasta después de la Jornada. Ahora ACA es la familia que elijo y con la cual comparto la misma vocación al servicio del prójimo.
Gracias a la jornada encontré mi vocación y crecí espiritualmente, ahora cuento los días para Rio de Janeiro.


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