Unos100.000 niños saldrán, en distintos días según sus posibilidades, a las calles de muchas ciudades españolas para convertirse en “sembradores de estrellas” y repartir pegatinas con forma de astro con motivo de la Navidad y de la celebración el próximo 22 de enero del Día de la Infancia Misionera.La jornada misionera se celebra este año bajo el lema “Con los niños de América… hablamos de Jesús” que se centra en el continente americano por la proximidad de los niños de este continente a los españoles como efecto de la emigración.
El Adviento Misionero
Además, en esta edición la campaña destaca la importancia de “hablar de Jesús” ya que el niño de Infancia Misionera es “misionero” porque cuenta a otros “su amistad con Jesús”, al igual que hicieron sus discípulos, según ha explicado Obras Misionales Pontificias (OMP).
En España la Jornada de Infancia Misionera se celebra el cuarto domingo de enero pero la preparación comienza con el Adviento Misionero y la presencia de los niños como sembradores de estrellas antes de Navidad y se prolonga a lo largo del curso.
El director nacional de OMP, Anastasio Gil, recuerda en su mensaje con motivo de esta celebración que la contemplación de los niños de Infancia Misionera “contagia a los demás por su alegría de vivir, por su sencillez y espontaneidad y por su fe”.
Una sonrisa
“Días antes de Navidad, salen por las calles y plazas de ciudades y pueblos, para sembrarlas de estrellas. Solo piden una sonrisa, nada más. Son los grandes sembradores de paz en los que debemos mirarnos los mayores y aprender a creer como ellos creen y a amar como ellos lo hacen”, añade.
Según explica, los niños se transforman “en testigos del amor de Dios” hablando de ese amor “sin filtros ni tergiversaciones”. Por ello, subraya que “quien maltrata a un niño o mancilla su dignidad de persona merece toda la reprobación de Jesús”.
No obstante, recuerda que en la actualidad existen “millones de niños” que son “profundamente heridos por los adultos”, que sufren abusos sexuales, instigación a la prostitución, al tráfico y uso de drogas, que son obligados a trabajar, enrolados para combatir, que sufren la disgregación familiar o que son víctimas del tráfico de órganos y personas, tal y como recordó Juan Pablo II en su mensaje para la Cuaresma de 2004.
“Esta situación es la que trata de corregir la actividad misionera de la Iglesia, previniendo en unos casos con la educación y la salud y curando en otros con el perdón y el amor”, según ha explicado Gil.
El objetivo es recordar a otros niños que viven en territorios de misión y enviarles los donativos de las familias españolas. Para ello, se anima a los menores a fabricar una hucha y recaudar las ayudas que las personas de su entorno quieran aportar.
Obras Misionales Pontificias recuerda que el 60 por ciento de los niños del mundo padecen algún tipo de miseria: son víctimas del hambre, la violencia y la enfermedad; son explotados en trabajos impropios o en el mundo de la prostitución; y “muchos de ellos aún viven sin saber que son hijos de Dios”.
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