sábado, 25 de febrero de 2012

Jesucristo, el hombre nuevo




Al comienzo de este tiempo de esfuerzo espiritual, se nos proclama que Jesús, después de ser bautizado, se trasladó al desierto, para que allí, como un nuevo Adán, rodeado por los animales salvajes y ser- vido por los ángeles, sostuviese en aquella soledad un combate personal con Satanás, en una prueba que representaba todas las tentaciones que hubo de superar, hasta la grande y última prueba de la cruz, para mantenerse fiel al Padre; entonces fueron los hombres quienes le tentaban para que bajase de la cruz y no llevase a término su obra.




Tenemos aquí el primer anuncio del Misterio Pascual de Jesucristo, que se expondrá a lo largo de los do- mingos de esta Cuaresma -B-. Del mismo modo, el Bautismo hizo de nosotros una nueva creación, pero no nos dispensó de la lucha que habremos de man- tener a lo largo de nuestra vida.




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