La Cuaresma comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la misa vespertina del Jueves Santo. La Iglesia invita a hacer de este tiempo un retiro espiritual colectivo, para buscar un cambio positivo de vida. ¿Pero, qué hacer para alcanzar este objetivo? El mismo Jesús nos marca el camino, invitándonos a practicar el ayuno, la limosna y la oración, y mediante estas obras de piedad fortalecer virtudes esenciales que nos ayudan a vencer las principales “tentaciones” del hombre.
El ayuno es la privación voluntaria de diferentes bienes con un deseo de crecimiento interior. Ayuda a vencer la tentación del placer y fortalecer la esperanza. Ayunar con sentido cristiano nos provee de “algo” para ayudar a los demás. O sea privarme de algo para compartir. Por eso la Cuaresma nos invita a hacer limosna con lo que ayuno y así buscar vencer la tentación del tener y fortalecer la virtud de la caridad. Es importante que la limosna no sea sólo como filantropía, sino con la clara intención de vivir la caridad, que es el amor a Cristo en mis hermanos. Por eso es necesario ofrecerla a Dios. Este ofrecimiento nos lleva a vivir la oración, vencer la tentación del poder y fortalecer nuestra fe. Vivir la Cuaresma hacia una mejoría, implica practicar el ayuno, limosna y oración, con sentido cristiano, para llegar a la Pascua como personas nuevas.
Por: www.vivelasemanasanta.com
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