Dice no tener vocación política, ¿cuál fue entonces su principal motivación para acabar en primera línea de la vida pública?
El hecho de vivir en el País Vasco tuvo mucho que ver con que sintiera que, a pesar de no tener una clara vocación política, había que intentar, desde las instituciones, recuperar la libertad.
¿En qué consiste esa libertad en la que usted cree?
Se basa, sobre todo, en poder pensar, opinar y votar libremente, sin que por ello tu vida corra peligro. Creo profundamente en la libertad de todos y cada uno de nosotros, pero también consi- dero que la libertad de cada individuo conlleva obligaciones y responsabilidades, y creo que es un derecho que no se nos debería poder arrebatar.
¿Se acostumbra uno a vivir bajo la amenaza constante de ETA?
Por desgracia, uno se acostumbra a casi todo. Hoy soy mucho más consciente de la presión y del miedo que pasaba. Viéndolo de manera retrospec- tiva, a veces me parece increíble haber soportado esa situación, pero en aquellos momentos nos parecía “normal”.
¿Hacia dónde canaliza, estando lejos de la política, su lucha por la libertad? Fuera de la política hay una vida apasionante. Quizá me hubiera dado pena no estar en primera fila en los años en que verdaderamente buscábamos la derrota de ETA y había “que luchar”, pero no hoy en día. Ahora me dedico más a mi familia, y eso es enormemente gratificante.
Presenció el asesinato de un amigo, ha sido objetivo de ETA, ha sufrido cáncer e incluso la soledad de nadar a contracorriente en su propio partido... y, sin embargo, se siente privilegiada. Tengo una familia maravillosa, unos hijos, un marido, tengo a mi madre, a mis hermanos, unos amigos fantásti- cos...Tenemosbuenasalud. Hepodido trabajar por mi sociedad, he defendido aquello en lo que creía, he conocido a
gente extraordinaria. He hecho lo que he creído que había que hacer y como yo creía que había que hacerlo. ¡Cómo no me voy a sentir privilegiada!
¿Qué ha aprendido de su experiencia con el cáncer?
A valorar mucho más la salud y quizá también la vida. A veces nos creemos inmortales, y una experiencia como el cáncer ayuda a poner cada cosa en su sitio.
¿Es posible conservar la fe a pesar de la connivencia de muchos sacerdotes vascos con los etarras?
La Iglesia está por encima de cada uno de sus sacerdotes. En el País Vasco, los católicos no nacionalistas hemos vivido años muy difíciles en los que no hemossentidoelamparoyelcariñode muchos de nuestros curas, pero, gracias a Dios, eso ha cambiado, y ahora podemos decir que los máximos representantes de las diócesis de Guipúzcoa, Álava y Vizcaya se ocupan y preocupan de su deber pastoral.
¿Qué cosas de su vida no sacrificaría ahora por ningún trabajo?
Intentaría no volver a perderme tantos momentos de la vida de mis hijos.
¿Qué le preocupa más en su educación? Me gustaría que fueran, sobre todo, buenas personas, y tanto mi marido como yo intentamos educarles para ello.
¿Qué le diría a su hija si le dijera que está embarazada y desea abortar? Espero que podamos inculcarle los valores y principios necesarios para que ese supuesto no llegue a plantearse.
¿Qué legado desea dejar a sus hijos?
Megustaría que pensaran de mí lo que yo pienso de mi madre: que es la mejor madre del mundo.
Fuente: Revista Misión
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