viernes, 1 de julio de 2011

El Papa propone un antídoto ante una cultura egoísta que provoca el individualismo: la Eucaristía

 


Así, el Pontífice ha destacado que "el vacío que produce la falsa libertad puede ser muy peligroso" y ha destacado que "la comunión con el cuerpo de Cristo es un fármaco de la inteligencia y la voluntad para encontrar el gusto por la verdad y el bien común".


Da generosidad y servicio
En este sentido, Benedicto XVI ha recordado también que la Eucaristía "disemina en los corazones de los fieles la lógica de la comunión, del servicio, de la generosidad".


Además, el Papa ha declarado que "a pesar de los límites y los errores humanos" la Iglesia "sigue siendo en el mundo una fuerza de comunión" y ha destacado que "durante los regímenes totalitarios" la misa dominical "tuvo un gran significado".


Precisamente, Benedicto XVI ha recordado en su discurso que este sábado fueron beatificados en Hamburgo tres sacerdotes alemanes, Johannes Prassek, Eduard Müller y Hermann Lange que fueron asesinados por el régimen nazi en 1943 por oponerse a la ideología del nazismo.


La Iglesia no existiría sin la Eucaristía
Por otra parte, el Pontífice ha subrayado que "sin la Eucaristía, la Iglesia simplemente no existiría" y ha precisado que este sacramento "constituye el tesoro más precioso de la Iglesia". Según ha recordado el Papa, la Eucaristía es "el corazón que da vida a todo el cuerpo místico de la Iglesia" que es "un organismo social basado en el lazo espiritual pero concreto con Cristo".


Ante miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro, el Pontífice ha recordado que la Eucaristía "hace de la comunidad humana un misterio de comunión, capaz de llevar Dios al mundo y el mundo a Dios" y convierte "a la Iglesia en un sacramento de unidad de los hombres con Dios y entre ellos".


Durante su discurso en español, el Papa ha destacado que la Iglesia recuerda este domingo "la Iglesia hace memoria agradecida del don de la Eucaristía y la adora con devoción" y ha pedido que los corazones de los fieles "se abran con humildad ante Jesús Sacramentado, para que transformados por su gracia sean testigos valientes de su amor por todos los hombres".


Por último, el Papa ha destacado que este domingo han sido beatificados en Milán el párroco Serafino Morazzone, fallecido en el siglo XIX, el misionero birmano Clemente Vismara y la religiosa Enriqueta Alfieri, perteneciente a la Congregación de la Caridad.


EUROPAPRESS

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